Y sí, es una tarta de tomate, anchoas y cebolla. Y no, no es una pizza y tampoco sabe a pizza. Y, resumiendo, está buenísima.
No añadirle orégano ni queso, se convertiría en un sucedáneo de pizza.
Esta tarta sirve para una cena de pica pica, para una cena normal y como primer plato o entrante. También para hacer visitas a la cocina e ir pecando, de lo rica que resulta. Se puede comer templada, caliente e, incluso, fría.
Esta tarta la hago desde hace años. La encontré en internet. He intentado encontrar su procedencia para poner el enlace pero ha resultado una tarea imposible.
Ingredientes:
- 1 lámina de Masa Quebrada/Brisa refrigerada.
- 2 ó 3 Cebollas.
- 2 Tomates ensalada.
- Anchoas en aceite de oliva de buena calidad.
- Aceitunas negras.
- Romero.
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE).
- Sal y pimienta.
- Molde para quiche desmoldable.
Preparación:
Cortar los tomates en rodajas no muy finas. Salar un poco y poner a escurrir en un colador para que suelten todo el agüilla posible y así no reblandezcan la masa.
Pelar las cebollas, cortar en medias lunas y ponerlas a pochar en una sartén con un poco de AOVE. Añadir sal y romero al gusto.
Desenrollar la masa y colocar sobre el molde sobre el mismo papel de hornear que trae. Pinchar varias veces la base, poner unas legumbres secas encima (garbanzos, alubias o una bolitas que venden) para que hagan peso y no se deforme. Calentar el horno a 150º y hornear durante 8 minutos.
Cuando la cebolla esté bien pochada y templada, repartirla sobre el fondo de la tarta.
Repartir las rodajas de tomate, que ya estarán bien escurridas, sobre la cebolla. Colocar las anchoas y las aceitunas al gusto.
Introducir en el horno, previamente calentado a 180º, durante unos 20 minutos. Sacar cuando veamos que está lista.
Poner la tarta en la bandeja donde se vaya a servir.