La verdad es que a mi madre nunca le ha gustado realmente cocinar.
Ella cocinaba porque es lo que hacían y se esperaba que hicieran las mujeres en su época. Ya sabéis, lo que llamaban en España «labores del hogar». Sin embargo tenía unos cuantos platos fantásticos como las croquetas, las albóndigas, los guisantes con jamón y chorizo y su ensaladilla rusa, que siempre tuvo mucho éxito. Tampoco la repostería era lo suyo. Lo que más hacía era Flan de huevo en la olla exprés que la quedaba genial. Sin embargo recuerdo que cuando era niña también hacía algunas veces Tarta de Zanahoria, con coco rallado y bollos suizos, y una tarta a la que llamaba Tarta Pompadour, que estaba muy rica y tenía un nombre muy «chic».
Siempre me pregunté de dónde le venía el nombre a esta tarta. Sólo sabía que era chilena y supuse que le debió de dar la receta, en una visita a España, una prima que emigró a Chile. Ahora gracias a Internet he podido saber que sí, que efectivamente existe una tarta chilena que se llama así Torta Pompadour, porque allá le dicen tortas a las tartas.
Ahora quizás sea el momento de pedir disculpas a los chilenos porque la receta de mi madre no es estrictamente la de la Torta Pompadour que hacen allí y puede que sean tan puristas con su receta original como los españoles cuando vemos que los extranjeros hacen paellas con chorizo, con queso o con lo que se les ocurre y tengan en la nevera 🙂
La Tarta Pompadour de mi madre lleva bizcochos de soletilla y el relleno es una crema de mantequilla, almendras y natillas. En cambio en la Torta Pompadour chilena es con hojarasca, tipo milhojas, y le ponen dulce de leche, que ellos llaman manjar y a veces esencia de plátano y no sé qué más.
Pese todo, hoy comparto con vosotros la versión de la Tarta Pompadour de la Abu porque está muy rica y es fácil de elaborar.
Las cantidades que hice eran para un molde desmontable de 28 cm. Al final tuve que utilizar uno de 25 cm. porque mi sobrina trajo para la cena de Nochebuena una Carrot cake enoooooormeee, que estaba muy rica también, pero es que si no iba a ser excesivo dos tartas tan grandes.
Lo siento pero esta vez estaba tan liada con las comidas navideñas que no me di cuenta de hacer fotografías del paso a paso hasta el final. Pero ya veréis que es muy fácil de realizar.
Ingredientes para un molde desmontable de 25 ó 28 cm.:
- 300 grs. de mantequilla a punto de pomada.
- 300 grs. de almendra marcona molida. Sin tostar.
- 300 grs. de azúcar. Yo puse 250 grs. para que no resultara tan dulce.
- 400 ml. de leche.
- 4 yemas de huevo.
- 1 cdta. de postre de maizena.
- Vainilla en rama o unas gotas de esencia de vainilla.
- Bizcochos de soletilla.
- Coco rallado.
- Almendras fileteadas y tostadas.
Elaboración:
Sacar del frigorífico unas horas antes la mantequilla para que esté a punto de pomada cuando la vayáis a utilizar.
Forrar la base del molde con papel de horno.
Colocar los bizcochos de soletilla en vertical haciendo rueda, cortándoles un poco una de las puntas para que hagan de base y asienten bien en el molde. Cubrir también la base con más bizcochos de soletilla.
Hervir la leche con la vainilla o con la esencia de vainilla y la maizena. Cuando esté templada hacer unas natillas siguiendo estos pasos Deberán quedar con una textura algo más espesa que las natillas pero sin llegar a la consistencia de una crema pastelera. Dejar enfríar.
En la amasadora, o a mano, batir la mantequilla con el azúcar hasta que espumen.
A continuación se van echando y mezclando una cucharada de natillas y una cucharada de almendras molidas sucesivamente hasta acabar con ambas y conseguir una crema homogénea.
Echar parte de la crema en el molde sobre la base de bizcochos de soletilla. Cubrir con otra capa de bizcochos. Así alternativamente hasta terminar con una capa de crema.
Espolvorear con coco rallado.
Guardar en la nevera para que la crema se endurezca. Mejor de un día para otro.
Cuando vayáis a servir la tarta añadir las almendras tostadas. No lo hagáis la víspera porque se ablandan.
Desmoldar y servir.