El Risotto alla Milanese, también conocido como riso giallo, por su color amarillo, o risotto al azafrán, por ser éste uno de sus principales ingredientes, es uno de los platos típicos de la cocina italiana más internacionales.
Es verdaderamente delicioso, cremoso y con un suave sabor a azafrán y parmesano.
Aunque por si solo resulta un buen primer plato, es el acompañamiento ideal pare el ossibuchi alla milanese u osobuco a la milanesa en español.
No puedo ofreceros una fotografía de sólo el Risotto a la Milanesa bien emplatado, pero es que esta vez fue el acompañamiento del osobuco, y entre emplatar uno y otro y hacer fotografías lo más rápido posible para poder servir la comida caliente, pues la verdad es que se me olvidó.
Pero a cambio, os pongo una foto de cómo quedó emplatado con el osobuco.
La receta es bastante sencilla y de pocos ingredientes fáciles de conseguir.
Ingredientes:
- 150 grs. de arroz Carnaroli o, en su defecto, de arroz arborio.
- 80 grs. de mantequilla.
- 1/2 cebolla o el equivalente de chalotas, son las que utilicé porque tenía en la nevera.
- 1/2 litro aproximadamente de caldo de carne o de pollo o de verduras. Me decanté por el de pollo.
- 40 grs. de vino blanco que no sea dulce. Empleé Albariño.
- 1 cdta, de hebras (pistilos) de azafrán o a vuestro gusto. Por supuesto español, indudablemente el más prestigioso del mundo.
- 50 grs. de parmesano reggiano o de grana padano.
- Sal y pimienta blanca al gusto.
Elaboración:
La noche antes poner a infusionar los pistilos de azafrán en agua caliente. Así sacaréis mejor todo su sabor y color.
Preparar un caldo de carne o de pollo o comprad un buen caldo de tetra brik.
Pelar y picar la cebolla o las chalotas lo más finamente posible. Deberán quedar de un tamaño similar a los granos de arroz para que no se noten al comer el risotto.
En un cazo o cazuela poner la mitad de la mantequilla, añadir la cebolla picada y pochar a fuego lento durante unos 10 ó 15 minutos. Deberá quedar muy transparente y blanda. Si veis que hiciera falta, añadidle un poquito de caldo o agua.
Deberá quedar muy transparente y blanda. Si veis que hiciera falta, añadidle un poquito de caldo o agua.
Mientras tanto, preparar el vino blanco.
Agregar el arroz y dejar que se dore y coja el sabor del sofrito durante 2 ó 3 minutos. Sazonar ligeramente con sal y pimienta blanca, teniendo en cuenta si vuestro caldo tiene o no sal.
Añadir el vino blanco y dejar que se evapore totalmente.
Añadir un cazo del caldo, remover un poco y dejarlo los primeros 5 minutos que se vaya haciendo solo. También le eché unos cuantos pistilos de azafrán, pero realmente esto no hace falta. El sabor y color está en el infusionado.
A partir de aquí, continuar la cocción añadiendo el caldo poco a poco, según veáis que es necesario a medida que el arroz lo vaya absorbiendo, removiendo de vez en cuando. Los granos de arroz deberán estar siempre cubiertos por el caldo. En total tardaréis unos 18 minutos.
Unos 5 minutos antes de acabar con la cocción, agregar el infusionado de azafrán y remover para dar sabor al risotto y que éste tome un bonito color dorado.
Una vez absorbido este último líquido, retirar del fuego y proceder a la mantecatura, consistente en añadirle el resto de la mantequilla para que el risotto quede cremoso.
Con ayuda de una espátula mezclar bien hasta que la mantequilla se haya fundido por todo el arroz.
Agregar el parmesano rallado y mezclar bien.
Servir caliente, como primer plato o como acompañamiento a un osobuco o cualquier tipo de carne.